lunes, 11 de mayo de 2009

Un día gris.

Eran las dos de la madrugada cuando mi bolsillo empezó a temblar. No hacía falta ni mirar la pantalla del teléfono para saber quién era, sólo una persona podía llamar tan tarde.
- ¿Por qué no te pasas por mi casa cuando termines de trabajar, nos fumamos uno y hablamos un rato?
Me quedaba una hora de trabajo, tiempo suficiente para comerme la cabeza con la posible razón de su llamada. Qué quería decir con "hablamos un rato? De que? Necesitaríamos condones? Joder todas esas cosas se dicen.
Cuando llegué a la puerta de su casa tenía más o menos claro que querría volver conmigo. Tampoco es que llevara los anillos de boda, pero sí que tenía cierta esperanza. Como se puede ser tan inocente con 26 años?
En su habitación todo fue un desastre. Cuando entré, el olor ya olvidado de su habitación me penetró de lleno amenazándome con llenarme la cabeza de recuerdos. Pude bloquearlos.
Ella estaba irresistible, con una camiseta interior de tirantes y los pantaloncitos de dormir rosa que tantas veces han acabado volando por los aires. Todo en aquella habitación estaba igual, como si no hubiera pasado el tiempo, como si aún estuviéramos juntos.
El tiempo fue pasando, hablamos de tonterías, fumamos, reímos, pero nada de lo esperado por mi. A la media hora me abalancé sobre ella, pero un cruel "no, Sergio" me devolvió a la realidad. No sabía lo que ella quería, pero desde luego no era lo que yo esperaba.
Seguimos hablando un poco más y me preguntó una cosa que me hizo mucha gracia:
-¿Que has pensado cuando te he llamado?-
-Nada, sólo que tenías ganas de hablar- mentí descaradamente mordiéndome la lengua por no decirle "he pensado que querrías volver conmigo, ¿Te gusta la cara de gilipollas que se me ha quedado? Disfrútala".
Cuando ya me iba me preguntó si quería quedarme a dormir. Le dije que no. Ella querría dormir como amigos y yo abrazado a ella, pasándole el brazo por debajo del cuello, cogiéndola por las tetas y apretándola fuertemente contra mi pecho hasta dejarla sin aire.
Finalmente me fui sin saber lo que quería, con el slip algo mojado, debido al mes que llevo sin nada de nada y a su camiseta de tirantes que tanto me pone, y con el agradable recuerdo del olor de su pelo. Me encanta como le huelen los rizos.
Acabé la noche en mi rinconcito de la playa viendo amanecer y con mis diarreas mentales.





Me hubiera gustado despertarme a su lado. Es la única persona que conozco que está más guapa recién levantada de la cama que a medio día.
Oren Lavie - Her Morning Elegance

2 comentarios:

  1. gracias por la musica el texto y las fotos.
    El texto me sorprendio; me hizo reir y sentirme triste al mismo tiempo. la cancion no la conocia y ya esta en mi mp4 y las fotos una la tengo de fondo de pantalla.
    bsos

    ResponderEliminar
  2. Es básicamente lo que hago en todo el día, escuchar música y hacer fotos. Allá donde voy llevo la camara en el bolsillo, algo bueno tenía que salir.
    un beso

    ResponderEliminar